A escasos pocos días de
cumplirse tres años de la tragedia que enluto mi vida para siempre, reconozco
que he llorado, he sufrido, confieso que aún no supero el dolor de su partida y
me he refugiado en un mundo aparte dónde mi único consuelo es escribirle
poemas.
¡La extraño mucho!
Hay momentos en que miro a la
distancia y me parece escuchar su risa, sonrío y miró al cielo.
A veces en sueños la miro
riendo rodeada de flores y cuando despierto siento un gran desconsuelo, porque
la realidad me recuerda que era solo eso...
¡Un sueño!
¡Si ella supiera como
duele su ausencia en la vida de la chica de los ojos color café como siempre me
decía!
Ya no lloro, ni visto de
negro, porque mi luto lo llevo en el alma y el alma es eterna, pero llevo un
gran vacío en el corazón...
Un vacío que sólo lo llena a medias
las poesía.
Es que ella era única, era
una gran mujer, una gran madre, una gran amiga
Una mujer como esa no vuelve a
nacer y yo una amiga como ella nunca la volveré a tener
¡Hasta siempre amiga de mi alma, no se te olvide regresar por mi cuando me llegue
la hora!
¡Si...No os preocupéis! Estoy
segura que es tu respuesta.
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