Llena de nostalgia he recorrido
palmo a palmo la rivera del rio Cesar, lentamente fueron quedando grabadas mis
huellas en la arena del rio, aspiré el aire puro de la nevada Y el aroma de las flores silvestres me
embriagaron de sentimiento…
Sentada bajo la sombra de un
Cañahuate cual paraguas protector éste me invitó a recordar y reflexionar.
Pero ya en el ocaso de mi
existencia, es poco lo que hay para recordar, pero si hay mucho para olvidar.
En este viaje placentero de la
vida, quedaron esparcidos por los caminos muchos sueños y muchas ilusiones,
algunos realizados y otros irrealizables, como bailar con un paraguas bajo la
lluvia, o quizá tocar un timbre y salir corriendo; hubo muchas alegrías y
grandes tristezas cubiertas de llanto…
¡Mucho llanto!
Pero a pesar de todo no me
arrepiento de nada de lo vivido y en caso de que lo hubiese, quizá sería de lo
que por perjuicio social deje de hacer, y hoy heme aquí sola añorando un ayer
en el olvido, viviendo un presente lleno de hastío, esperando un futuro
cubierto de incertidumbres.
La nostalgia y el recuerdo me invaden
me siento triste, pero…
¡Siempre estoy triste!
La vida no ha sido fácil, pero
pese a todo creo haber cumplido con los tres principios para ser recordada,
tuve más de un hijo, escribí más de un libro, y he sembrado miles de árboles
por donde quiera he estado y ¿los frutos…?
Los frutos serán recogidos por quienes
sigan mi huella
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