jueves, 31 de mayo de 2018

lLAS HORMIGAS LOCAS! Publicada en el Grupo "GUARIDA PEQUES""

  


¡LAS HORMIGAS LOCAS!

Desde muy pequeña escuchaba de mi abuela, de mi madre y de todos en la casa, el término “Hormigas locas”, me parecía chistoso pero no sabía de qué se trataba, sabía lo que era una hormiga, pero no que las había locas,  hasta que un día un primo fue a endulzar un café  y exclamó:

-¡Esto está lleno de hormigas!
Mi madre toma el tarro en sus manos y le dice:
-¡Tonto son hormigas locas, no hacen nada!

Yo al escuchar a mi madre decir ¡Hormigas locas! Salí corriendo a mirar, pues las quería conocer, curiosidad infantil al fin.

Me acerco y encuentro a mi madre luchando desesperada con la infinidad de hormigas menuditas que se le subían por el brazo, decepcionada me dije ¡Ah ya las conocía!

¡Si!  Ya las conocía pero no sabía que las llamaran por ese nombre, las había visto, en trozos de dulces que quedan por ahí al descuido y en varias oportunidades observe como las retiraban con agua.
Ese día, después de limpiar el tarro; mi madre decidió colocarlo dentro de un plato hondo y lo lleno con agua, al ver mi carita interrogante, me explicó:
-¡Hija de esa forma las hormigas no llegan al azúcar, ya que al intentarlo mueren ahogadas!
Me pareció grotesco ¡Pobres hormigas iban a morir ahogadas! Y le pregunte:
-¿No hay otra forma?
-¡Si! ¡Quemándolas!
-¿Qué y  no es más fácil tapar el tarro para que no entren? grité con rabia dando rienda suelta al llanto pero a moco tendido.

Mi abuela al escuchar el escándalo se acercó y  consolándome me dijo:
-¡Tranquila mi reina yo tengo la fórmula para salir de las hormigas sin hacerles daño, si lo tapamos de igual forma llegan y se colocan alrededor de la boca del tarro, porque ahí queda dulce!

Sentí un alivio al escuchar esas palabras de mi abuela.

La seguí y observé que tomó otro tarro lo lleno primero de azúcar y luego con un poco de sal,  lo mezcló y lo dejó sin tapar en el mismo lugar del otro...

Pasaron varios días y observé que poco a poco las hormigas se habían ido retirando y en el tarro solo quedaba sal, le manifesté esta inquietud a mi abuela y me dijo:
Que este episodio de las hormigas locas sea una enseñanza para tu vida…

“El azúcar y la sal las mezclé, pero observa como las hormigas lentamente fueron seleccionando los granos de azúcar y rechazaron la sal, es un principio que debemos aplicar en nuestras vidas, aceptar a las personas positivas, llenas de luz que nos llenen la vida de dulzura  y rechazar aquellas negativas, que con la sal de la envidia, nublan y amargan  nuestra existencia”

Ha pasado mucho tiempo de esto, mi abuela y mi madre ya no están, yo soy madre y abuela y les he inculcado a mis hijos y nietos estos principios…
¡Siempre  recuerdo a mis viejas, eran muy sabias!

En cuanto a las hormigas…

¡No volvieron!




 

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