El hambre
laceró mis entrañas
La sed
invadió mi ser
Luche miles de batallas
Y sólo ante
los pies de Dios
Me
arrodillé…
El frío piso
Acalambró
mis huesos
Pero siempre
me mantuve en pie
El dolor lo
guarde en el alma
Nunca lo
demostré
Un día en
mi camino
Una rosa
sin espinas hallé
A ella le
debo todo
¡A ella
nunca olvidaré!
Hoy soy
juzgada y señalada
Me pregunto
señor ¿Porque?
Si a ellos
nunca pedí nada
¡A ellos
jamás busqué!
Hice de mi orgullo
¡Fortaleza!
Y con mis
hijos a mi lado
¡Así me
levanté!
No toco a
la puerta de nadie
Si nunca
antes la toqué
Pero si ellos
la mía tocasen…
Siempre les
abriré
Sus
palabras ponzoñosas
No me
hieren…
¡Al contrario!
Ennoblecen
todo mi ser
No tengo
nada en contra de ellos
¡Ya los
perdoné!