martes, 5 de noviembre de 2013

¡CALOR DE INFIERNO!



 ¡CALOR DE INFIERNO!

Buscando las horas tranquilas, 
me encierro en mi habitación donde tengo mi cama de caricias vacías 
y donde se atrapa mi melancolía.

Me recuesto y el silencio me trae tu voz mientras un fantasma loco a gritos me jura que ahora estás pensando en mí. 

En el breve espacio que hay del balcón al armario, una estela de estrellas me hace pensar en las huellas que ya has dejado en mí. 

El mágico olor a pino y lavanda de tu fragancia me hace sonreír a este nuevo día. 

Vienen a mi mente tantos pensamientos, dichas con miedo, otras con amor y algunas tendencias hasta con osadía, como por ejemplo, imaginaciones de noches interminables amándonos desenfrenadamente hasta llegar el día. 

Pese a lo que te escribo, ahora estoy sola con la única compañía de estas horas de tranquila melancolía.

Miro a la lejanía, la calma me inunda. 
Respiro profundo... 
Estoy bien me digo abrazo mi cuerpo y sonrío... 
Estoy muy bien me digo y el resplandor de un lucero errante en el ventanal dibuja mi solitaria silueta. 

Mi pecho se aprieta, la tristeza me embarga mientras tu fantasma angustioso asesina mi pobre confianza y mis latidos locos no encuentran el control. 

En este preciso instante estoy en el despacho mirando por la ventana, percibo como se nota el cambio horario y que los días son mas cortos,
 esto hace que el otoño ya me sepa a invierno y el invierno nada sabe del calor del infierno...


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